miércoles, 23 de febrero de 2011

José María Arguedas


José María Arguedas Altamirano (nacido en Andahuaylas, el 18 de enero de 1911 - fallecido en Lima, 2 de diciembre de 1969), fue un escritor, antropólogo y etnólogo peruano. Como escritor es autor de novelas y cuentos que lo han llevado a ser considerado como uno de los tres grandes representantes de la corriente indigenista en el Perú, junto con Ciro Alegría y Manuel Scorza. Introdujo en la literatura indigenista una visión interior más rica e incisiva. La cuestión fundamental que se plantea en sus obras es la de un país dividido en dos culturas (la andina de origen quechua y la urbana de raíces europeas), que deben integrarse en una relación armónica de carácter mestizo. Los grandes dilemas, angustias y esperanzas que ese proyecto plantea son el núcleo de su visión.

Era hijo de Víctor Manuel Arguedas Arellano, un abogado cuzqueño que ejercía de Juez en diversos pueblos, y de Victoria Altamirano Navarro, perteneciente a una acaudalada familia de Andahuaylas. Cuando tenía dos años y medio de edad, falleció su madre, víctima de "cólicos hepáticos"; pasó entonces a vivir a la casa de su abuela paterna, Teresa Arellano, en la ciudad de Andahuaylas.

En 1915, su padre, al ser nombrado Juez de primera instancia de la provincia de Lucanas (departamento de Ayacucho), se trasladó a dicha sede, donde poco después se casó con una rica hacendada de San Juan de Lucanas, Grimanesa Arangoitia Iturbi viuda de Pacheco (1917). El pequeño José María viajó entonces a Lucanas, para reunirse con su madrastra; el viaje fue todo un acontecimiento para él, como lo recordó siempre. La familia se instaló en Puquio, la capital de la provincia. En 1919, tras la ascensión al poder de Augusto B. Leguía, el padre, que era del partido contrario, fue removido de su cargo de Juez y tuvo que tornar a su oficio de abogado litigante y viajero, trajinar que solo le permitía hacer visitas esporádicas a su familia.

Esta parte de la infancia de Arguedas estuvo marcada por la difícil relación que sostuvo con su madrastra y con su hermanastro Pablo Pacheco. Aquella sentía por su hijastro un evidente desprecio, y constantemente lo mandaba a convivir con los criados indígenas de la hacienda, de la cual solo lo recogía a la llegada de su padre, como relatara en el primer encuentro de narradores realizado en Arequipa en 1965. Por su parte el hermanastro lo maltrataba física y psicológicamente e incluso en una ocasión le obligó a presenciar la violación de su tía. La figura de este hermanastro habría de perdurar en su obra literaria personificando al gamonal abusivo, cruel y lujurioso. Sobre aquel personaje diría Arguedas posteriormente: “Cuando llegó mi hermanastro de vacaciones, ocurrió algo verdaderamente terrible (...) Desde el primer momento yo le caí muy mal porque este sujeto era de facciones indígenas y yo de muchacho tenía el pelo un poco castaño y era blanco en comparación con él. (...) Yo fui relegado a la cocina (...) quedaba obligado a hacer algunas labores domésticas; a cuidar los becerros, a traerle el caballo, como mozo. (...) Era un criminal, de esos clásicos. Trataba muy mal a los indios, y esto sí me dolía mucho y lo llegué a odiar como lo odiaban todos los indios. Era un gamonal”.

En julio de 1921 se escapó de la casa de la madrastra junto con su hermano mayor Arístides; ambos fueron a la hacienda Viseca, propiedad de su tío Manuel Perea Arellano, situada a 8 km de San Juan de Lucanas. Allí vivieron durante dos años, en ausencia del padre, conviviendo con los campesinos indios a quienes ayudaban en las faenas agrícolas. Para José María fueron los años más felices de su vida.

En 1923 abandonó su retiro al ser recogido por su padre, a quien acompañó en sus frecuentes viajes laborales, conociendo más de 200 pueblos. Pasaron por Huamanga, Cuzco y Abancay. Esta etapa de su vida quedó conmovedoramente plasmada en su obra maestra, Los ríos profundos: “Mi padre no pudo encontrar nunca dónde fijar su residencia; fue un abogado de provincias, inestable y errante. Con él conocí más de doscientos pueblos. (...) Pero mi padre decidía irse de un pueblo a otro cuando las montañas, los caminos, los campos de juego, el lugar donde duermen los pájaros, cuando los detalles del pueblo empezaban a formar parte de la memoria. (...) Hasta un día en que mi padre me confesó, con ademán aparentemente más enérgico que otras veces, que nuestro peregrinaje terminaría en Abancay. (...) Cruzábamos el Apurímac, y en los ojos azules e inocentes de mi padre vi la expresión característica que tenían cuando el desaliento le hacía concebir la decisión de nuevos viajes. (...) Yo estaba matriculado en el Colegio y dormía en el internado. Comprendí que mi padre se marcharía. Después de varios años de haber viajado juntos, yo debía quedarme; y él se iría solo.”

En Abancay ingresó, junto con su hermano Arístides, como interno en el Colegio Miguel Grau de los Padres Mercedarios, mientras su padre continuaba su vida itinerante.

En 1925 sufrió un accidente que lo llevó a perder dos dedos de la mano derecha. En 1926 empezó sus estudios secundarios en un colegio de Ica, en la desértica costa peruana, hecho que marcó su alejamiento del ambiente serrano que había moldeado hasta entonces su infancia. Allí sufrió en carne propia el desprecio de los costeños hacia los serranos. En 1928 se trasladó a la ciudad de Huancayo, continuando allí sus estudios e iniciándose como escritor al colaborar en la revista estudiantil Antorcha. En 1930 pasó una larga temporada en Yauyos, al lado de su padre. De los cursos correspondientes a sus dos últimos años estudiantiles (1929-1930), rindió exámenes en el Colegio Nuestra Señora de La Merced, de Lima, a base de los estudios que hizo sin maestro alguno en la sierra.

En 1931, ya con 20 años de edad, se estableció en Lima e ingresó a la Facultad de Letras de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. A raíz del fallecimiento de su padre, ocurrido al año siguiente, se vio forzado a ganarse la vida y entró a trabajar como auxiliar en la Administración de Correos.

En 1933 publicó su primer cuento: Warma kuyay. En 1935 publicó Agua, su primer libro de cuentos, que obtuvo el segundo premio de la Revista Americana de Buenos Aires. En 1936 fundó con Augusto Tamayo Vargas, Alberto Tauro del Pino y otros, la revista Palabra, en cuyas páginas se ve reflejada la ideología propugnada por José Carlos Mariátegui. En 1937 fue apresado por participar en las protestas estudiantiles contra la visita del general italiano Camarotta, jefe de una misión policial de la Italia fascista. Fue trasladado al penal “El Sexto” de Lima, donde permaneció 8 meses en prisión, episodio que tiempo después evocó en la novela del mismo nombre.

Poco después, lograda ya su Licenciatura de Literatura en San Marcos, inició su carrera docente en el Colegio Nacional Mateo Pumacahua de Sicuani, en el departamento de Cuzco, como profesor de Castellano y Geografía (1939-1941). Allí, junto con sus alumnos, llevó a cabo un trabajo de recopilación del folclor local. Descubrió entonces su vocación de etnólogo. Paralelamente contrajo matrimonio con Celia Bustamante Vernal, promotora de la Peña Cultural Pancho Fierro (1939), un legendario centro de reunión de artistas y intelectuales.


En 1941 publicó Yawar Fiesta, su primera novela. Entre octubre de 1941 y noviembre de 1942, fue agregado al Ministerio de Educación para colaborar en la reforma de los planes de estudios secundarios. Tras representar al profesorado peruano en el Congreso Indigenista Interamericano de Pátzcuaro (1942), reasumió su labor de profesor de castellano en los colegios nacionales Alfonso Ugarte, Nuestra Señora de Guadalupe y Mariano Melgar de Lima.

En 1944 presentó un episodio depresivo caracterizado por decaimiento, fatiga, insomnio, ansiedad y probablemente crisis de angustia, por lo cual pidió licencia repetidas veces en su centro de labor docente. Este episodio lo describió en sus cartas a su hermano Arístides y brevemente en sus diarios insertados en su novela póstuma El zorro de arriba y el zorro de abajo; en una de esas cartas (con fecha 23 de julio de 1945) dijo: “Yo sigo mal. Van tres años que mi vida es una alternativa de relativo alivio y de días y noches en que parece que ya voy a terminar. No leo, apenas escribo; cualquier preocupación intensa me abate totalmente. Sólo con un descanso prolongado, en condiciones especiales, podría quizá, según los médicos, curar hasta recuperar mucho mi salud. Pero eso es imposible”. Se recuperó, pero eventualmente tendría otras recaídas posteriores.

En 1948, se le redujeron las horas de clases y el sueldo de profesor que recibía en el Ministerio de Educación, bajo la acusación de hacer propaganda comunista. Finalmente fue cesado (1949). Eran los días de la dictadura de Manuel A. Odría. Sin embargo, continuó ejerciendo diversos cargos en instituciones oficiales encargadas de conservar y promover la cultura.

En marzo de 1947 fue nombrado Conservador General de Folklore del Ministerio de Educación, para luego ser promovido a Jefe de la Sección Folklore, Bellas Artes y Despacho del mismo Ministerio (1950-1952). Llevó a cabo importantes iniciativas orientadas a estudiar la cultura popular en todo el país. Por su gestión directa, Jacinto Palacios, el gran trovador andino, grabó el primer disco de música andina en 1948. Los teatros Municipal y Segura abrieron sus puertas al arte andino.


Entre 1950 y 1953 dictó cursos de Etnología y Quechua en el Instituto Pedagógico Nacional de Varones. En 1953 fue nombrado Director del Instituto de Estudios Etnológicos del hoy Museo Nacional de la Cultura Peruana, cargo en el que permaneció durante diez años; simultáneamente dirigió la revista Folklore Americano (órgano del Comité Interamericano de Folklore, del que era secretario).

El cuento La muerte de los hermanos Arango, que publicó en 1953, obtuvo el primer premio del Concurso Latinoamericano de Cuento en México. En 1954 publicó la novela corta Diamantes y pedernales.

A fin de complementar su formación profesional, se especializó en la Universidad de San Marcos en Etnología, de la que optó el grado de Bachiller el (20 de diciembre de 1957) con su tesis La evolución de las comunidades indígenas, trabajo que obtuvo el Premio Nacional Fomento a la Cultura Javier Prado 1958. Por entonces realizó su primer viaje por Europa, becado por la UNESCO, para efectuar estudios diversos, tanto en España como en Francia. Durante el tiempo que permaneció en España, Arguedas hizo investigaciones entre las comunidades de la provincia de Zamora, buscando las raíces hispanas de la cultura andina, que le dieron material para su tesis doctoral: Las Comunidades de España y del Perú, con la que se graduó el 5 de julio de 1963.

En 1958 publicó "Los ríos profundos", novela autobiográfica, por la cual recibió en 1959 el Premio Nacional de Fomento a la Cultura Ricardo Palma. Esta novela ha sido considerada como su obra maestra. Por entonces empezó a ejercer como catedrático de Etnología en la Universidad de San Marcos (de 1958 a 1968). De la misma disciplina fue también profesor en la Universidad Nacional Agraria La Molina (de 1962 a 1969).

En 1961 publicó su novela "El Sexto", por la cual se le concedió, por segunda vez, el Premio Nacional de Fomento a la Cultura Ricardo Palma (1962). Dicha obra es un relato novelado de su experiencia carcelaria en el famoso penal situado en el centro de Lima, clausurado en 1986.

En 1962 editó su cuento "La agonía de Rasu Ñiti". Viajó en ese mismo año a Berlín Occidental (Alemania), donde se llevó a cabo el primer coloquio de escritores iberoamericanos, organizado por la revista Humboldt.

En 1963 fue nombrado Director de la Casa de la Cultura del Perú, donde llevó a cabo una importante labor profesional; sin embargo, renunció al año siguiente, como gesto de solidaridad para con el presidente de la Comisión Nacional de Cultura.

En 1964 publicó su obra más ambiciosa: "Todas las sangres", novela de gran consistencia narrativa, en la que el escritor quiso mostrar toda la variedad de tipos humanos que conforman el Perú y a la vez los conflictos determinados por los cambios que origina en las poblaciones andinas el progreso contemporáneo. En ese mismo año se le reconoció su labor de docente otorgándosele las Palmas Magisteriales en grado de Comendador y una Resolución Suprema firmada por el presidente Fernando Belaúnde Terry dándole las “gracias por los servicios prestados a favor de la cultura nacional”. Fue nombrado también Director del Museo Nacional de Historia, cargo que ejerció hasta 1966.

En 1965, luego de divorciarse de su primera esposa, se casó con la dama chilena Sybila Arredondo, quien lo acompañó hasta el final de su vida. Años después Sybila estuvo presa en el Perú acusada de tener vínculos con el grupo terrorista Sendero Luminoso y tras ser liberada volvió a su país en el 2002.

La depresión de Arguedas hizo crisis en 1966, llevándolo a un primer intento de suicidio por sobredosis de barbitúricos el 11 de abril de aquel año. Desde hace algunos años, el escritor venía recibiendo múltiples tratamientos psiquiátricos, describiendo sus padecimientos en sus escritos: “Yo estoy sumamente preocupado con mi pobre salud. (...) He vuelto fatigadísimo, sin poder dormir y angustiado. Tengo que ir a donde el médico nuevamente; aunque estos caballeros nunca llegan a entender bien lo que uno sufre ni las causas. Lo malo es que esto me viene desde mi infancia" (carta a John Murra, 28 de abril de 1961). “Un poco por miedo otro poco porque se me necesitaba o creo que se me necesitaba he sobrevivido hasta hoy y será hasta el lunes o martes. Temo que el Seconal no me haga el efecto deseado. Pero creo que ya nada puedo hacer. Hoy me siento más aniquilado y quienes viven junto a mí no lo creen o acaso sea más psíquico que orgánico. Da lo mismo. (...) Tengo 55 años. He vivido bastante más de lo que creí” (carta a Arístides Arguedas, 10 de abril de 1966). A partir del intento de suicidio, su vida ya no volvió a ser la misma. Se aisló de sus amigos y renunció a todos los cargos públicos que ejercía en el Ministerio de Educación, con el propósito de dedicarse solamente a sus cátedras en la Universidad Agraria y en la de San Marcos. Para tratar su mal se puso en contacto con la psiquiatra chilena Lola Hoffmann, quien le recomendó, a manera de tratamiento, que continuara escribiendo. De este modo publicó otro libro de cuentos: "Amor mundo y todos los cuentos" (1967), y más adelante, su obra póstuma: "El zorro de arriba y el zorro de abajo".

En 1968 terminó su magisterio en la Universidad de San Marcos, y, casi simultáneamente, fue elegido jefe del departamento de Sociología de la Universidad Nacional Agraria La Molina, a la cual se consagró a tiempo completo. Ese mismo año le fue otorgado el premio “Inca Garcilaso de la Vega”, por haber sido considerada su obra como una contribución al arte y a las letras del Perú. En esa ocasión pronunció su famoso discurso: No soy un aculturado.

Sin embargo, por esta época se agudizaron nuevamente sus dolencias psíquicas y renació la idea del suicidio, tal como lo atestiguan sus diarios insertos en su novela póstuma: “Yo no voy a sobrevivir al libro. Como estoy seguro que mis facultades y armas de creador, profesor, estudioso e incitador, se han debilitado hasta quedar casi nulas y sólo me quedan las que me relegarían a la condición de espectador pasivo e impotente de la formidable lucha que la humanidad está librando en el Perú y en todas partes, no me sería posible tolerar ese destino. O actor, como he sido desde que ingresé a la escuela secundaria, hace cuarentitrés años, o nada” (Epílogo, 29 de agosto de 1969).
Finalmente renunció a su cargo en la Universidad Agraria y el 28 de noviembre de 1969 se encerró en el baño de la universidad y se disparó un tiro en la cabeza, a causa del cual murió, después de pasar cinco días de penosa agonía (2 de diciembre de 1969). El mismo día del disparo fatal, le había escrito lo siguiente a su esposa Sibyla: “¡Perdóname! Desde 1943 me han visto muchos médicos peruanos, y desde el 62, Lola, de Santiago. Y antes también padecí mucho con los insomnios y decaimientos. Pero ahora, en estos meses últimos, tú lo sabes, ya casi no puedo leer; no me es posible escribir sino a saltos, con temor. No puedo dictar clases porque me fatigo. No puedo subir a la Sierra porque me causa trastornos. Y sabes que luchar y contribuir es para mí la vida. No hacer nada es peor que la muerte, y tú has de comprender y, finalmente, aprobar lo que hago”.


El día de su entierro, tal como el escritor había pedido en su diario, el músico andino Máximo Damián tocó el violín ante su féretro, acompañado por el arpista Luciano Chiara y los danzantes de tijera Gerardo y Zacarías Chiara, y luego pronunció un breve discurso, en palabras que transmitieron el sentimiento del pueblo indígena, que lamentó profundamente su partida.

Los restos del escritor andahuaylino José María Arguedas Altamirano fueron enterrados en el cementerio El Angel. En junio del 2004 fue exhumado y trasladado a donde descansa actualmente, el lugar donde nació Andahuaylas "PRADERA DE LOS CELAJES" (paqchaq).


OBRAS:

Novelas y Cuentos:
-1935 - "Agua". Colección de cuentos integrada por: Agua, Los escoleros y Warma kuyay. Segundo premio en el concurso internacional promovido por la Revista Americana de Buenos Aires. Traducida al ruso, alemán, francés e inglés por La Literatura Internacional, de Moscú.
1941 - "Yawar Fiesta". Novela. Revisada en 1958.
1953 - "La muerte de los hermanos Arango". Cuento. Primer premio del Concurso Latinoamericano de Cuento en México.
1954 - "Diamantes y pedernales". Novela.
1958 - "Los ríos profundos". Novela. Premio Nacional de Fomento a la Cultura Ricardo Palma en 1959. Fue reeditada en 1978 por la Biblioteca Ayacucho de Caracas con prólogo de Mario Vargas Llosa.
1961 - "El Sexto". Novela. Premio Nacional de Fomento a la Cultura Ricardo Palma en 1962.
1962 - "La agonía de Rasu Ñiti". Cuento.
1964 - "Todas las sangres". Novela.
1965 - "El sueño del pongo". Cuento.
1967 - "Amor mundo y todos los cuentos". Libro de cuentos.
1971 - "El zorro de arriba y el zorro de abajo". Novela que dejó inconclusa y que fue publicada póstumamente. En sus páginas traza una explicación de la crisis que lo llevó al suicidio.
1973 - "Cuentos olvidados". Compilación póstuma de cuentos.

Poesía:
Escritos primero en quechua, y luego traducidos al español por el mismo autor, los poemas de Arguedas asumen conscientemente la tradición de la poesía quechua, antigua y moderna, convalidan la visión del mundo que la anima, revitalizando sus mitos esenciales y condensan en un solo movimiento la protesta social y la reivindicación cultural.
1962 - "Túpac Amaru Kamaq taytanchisman. Haylli-taki. A nuestro padre creador Túpac Amaru". Himno-canción.
1966 - "Oda al jet".
1969 - "Qollana Vietnam Llaqtaman / Al pueblo excelso de Vietnam".
1972 – "Katatay y otros poemas. Huc jayllikunapas". Poemas en versiones quechua y española. Publicado póstumamente por Sybila Arredondo de Arguedas.

Estudios etnológicos, antropológicos y del folclore:
1938 - "Canto kechwa". Con un ensayo sobre la capacidad de creación artística del pueblo indio y mestizo. Edición bilingüe preparada en la prisión.
1947 - "Mitos, leyendas y cuentos peruanos". Recogidos por los maestros del país y editados en colaboración con Francisco Izquierdo Ríos.
1949 - "Canciones y cuentos del pueblo quechua".
1953 - "Cuentos mágico-realistas y canciones de fiestas tradicionales - Folclor del valle del Mantaro".
1956 - "Puquio, una cultura en proceso de cambio".
1957 - "Estudio etnográfico de la feria de Huancayo".
1957 - "Evolución de las comunidades indígenas". Premio Nacional Fomento a la Cultura Javier Prado en 1958.
1958 - "El arte popular religioso y la cultura mestiza".
1961 - "Cuentos mágico-religiosos quechuas de Lucanamarca".
1966 - "Poesía quechua".
1966 - "Dioses y Hombres de Huarochirí". Hermosa traducción directa al castellano, de los mitos de la creación del mundo de la recopilación hecha por el sacerdote cuzqueño Francisco de Avila a fines del siglo XVI, en la provincia de Huarochirí.
1968 - "Las comunidades de España y del Perú".
1975 - "Señores e indios - Acerca de la cultura quechua". Compilación de Ángel Rama.
1976 - "Formación de una cultura nacional indoamericana". Compilación debida a Ángel Rama y cuyo título "busca interpretar... una preocupación central de Arguedas".

En 1983 la editorial Horizonte de Lima editó las obras completas de José María Arguedas en cinco tomos, compilada por Sybila Arredondo de Arguedas, viuda del escritor.


Centenario de su nacimiento

En 2011, con motivo del centenario del nacimiento de José María Arguedas, se han programado diferentes actividades en honor al novelista indigenista. La primera de ellas fue la propuesta de que el Gobierno del Perú declare el 2011 como el "Año del Centenario del Nacimiento de José María Arguedas", sin embargo, ésta fue dejada de lado y el 31 de diciembre del 2010 el presidente Alan García declaró el año entrante como "Año del Centenario de Machu Picchu Para el Mundo", al conmemorarse también el centenario del redescubrimiento de la ciudadela inca en el 2011. La polémica sobre esta decisión aún continúa, puesto que aún muchos opinan que ha sido una mezquindad no otorgarle el 2011 a uno de los más grandes estudiosos del Perú profundo.

Alan García mezquino...

4 comentarios:

Aldus dijo...

claro que debe de ser el año de Arguedas, por que fue un gran escritor nuestro, pero lastima que nuestros gobernantes sean unos mediocres y poner a este año como el centenario del descubrimiento de macchupicchu, si macchupicchu ya existia desde los incas y ya los campesinos del lugar ya lo habian descubierto antes que Bingham, solo que no lo difundian

Ciro dijo...

Así es Aldus, y pensar que los congresistas en un primer momento querían que al 2011 se le denomine el "Año del primer submarino peruano", tanta mediocridad no puede ser..., y pensar que esos tipos están en el poder por varios años, es hora de saber escoger bien a los gobernantes...

Saludos

Anónimo dijo...

Hola muy buena tu biografia de JMA pero creo que a las fotos les debiste poner su leyenda.

Exitos en todo

Rafael

Ciro dijo...

Ok Rafael...